El pescado seco salado constituye una riqueza en la costa Pacífica, pues en muchos de sus poblados gran parte de las personas dependen económicamente de la pesca y de actividades como escalar, salar y secar pescado, una práctica ancestral que les permite conservarlo sin refrigerar alrededor de 3 meses. Además representa una riqueza gastronómica por la diversidad de platos que se pueden preparar.